dos cigarros
hoy he sentido la necesidad de fumar, así que he rebuscado entre los montones de cosas de mi cuarto y he encontrado el paquete de tabaco que guardo desde hace por lo menos tres meses, sin exagerar.
ese paquete tiene historia: lo compramos Irene y yo a medias una noche que salimos de fiesta, y nos repartimos la custodia. tras unas cuantas semanas me devolvió el paquete para que lo terminara yo, y a día de hoy todavía me quedan 5 o 6 cigarrillos.
la cuastión es que salí al balcón para llenarme los pulmones de cosas negras y asquerosas (porque una vez se me ocurrió fumar en mi propio cuarto y estuvo apestando una semana entera) y una vez fuera, a plena luz del día, lejos de los apuntes de Dº Civil, me paré a reflexionar un poco sobre mi vida y lo que quiero hacer con ella.
lo curioso de las reflexiones es que no sirven para nada en absoluto, a no ser que tengas voluntad para llevar a cabo tus decisiones (cosa de la que carezco, soy consciente de ello) y al final se convierten en humo grisaceo, como el que salía de mi boca.
consumí mi primer cigarro y prendí fuego al segundo.
llegados a esta parte me dí cuenta de que mi mente divagaba en direcciones extrañas, incapaz de concentrarse en una sola cosa, fué a mitad de ese segundo cigarro cuando me dí cuenta de que ni siquiera tenía claro lo que quería hacer, entonces "¿de que sirve pararse a pensar si ni siquiera se lo que quiero?".
lancé la colilla y decidí que lo mejor era darme tiempo a mí misma antes de provocarme una neurosis, y tal vez una reunión de chicas a la vieja usanza.
ahora solo tengo que encontrar el móvil en algún lugar de mi habitación.